Los argumentos de una curatoría: 
entre la reflexión crítico-teórica y la relación transtextual
LULY CODAS

 

La promiscuidad y la ubicuidad de las imágenes,

la contaminación viral de cosas por las imágenes,

son las características de nuestra cultura.

Jean Baudrillard

 

 

 

El puro visualismo en fuga

El caso es que estamos viviendo el momento cuando está afianzada la conexión vital entre el arte y la estructura social, cuando el gusto por la diferencia y lo heterogéneo se ha convertido en el ideal de la sociedad; los años en que la especialización en lo plástico y lo figurativo ha sido barrido por la ola poderosa de imágenes que amontonan cosas diferentes, urgiendo la descomposición y revaloración de los despojos de un mundo precedente, quizás armonioso pero ahora insólito. Es el momento cuando se desconfía de la aprobación para confirmar la propia intuición que desoye las reglas y elige los riesgos; el sitio temporal donde cohabitan sin pudor el experimento elitista refinado y la empresa de divulgación popular entre intercambios y préstamos recíprocos y continuos; la hora de la cultura de readaptación permanente, que manotea el arte con deseo y con miedo en la pesquisa de su inclinación utópica y su don profético, en medio de un campo de pestilencias y estragos, intolerancia y muerte. Serán éstos tal vez los motivos por los cuales las relaciones dialécticas entre lo real y lo imaginario se resuelven en la urgencia de penetrar contenidos simbólico/significativos y en la necesidad de de codificar y reducir el texto visual al lenguaje verbal: búsqueda infructuosa del ansiado y definitivo texto/discurso analítico. Y la problemática de lo imaginario se convierte así, de pronto, en herramienta para el estudio pragmático, objetivo y crítico de toda una estructura social.

 

En plena guerrilla semiótica

Ya a mediados del siglo XX se pensaba que las artes y las ciencias se movían en la misma dirección y la tarea común no es describir o clasificar sino indagar sus funciones y significados; el arte es considerado un fenómeno de comunicación y, por lo tanto, un fenómeno de lenguaje; los objetos artísticos, su lectura, interpretación y base comunicativa serán estudiados por una semiótica de las artes, partiendo de la idea de que la obra de arte tiene sentido a partir de ser detectada una estructura comunicativa interna.

Asentada la idea de que cualquier discurso estético es icónico en la medida que crea imágenes, se ha ido sistematizando una estética semiótica. Pero la guerrilla estaba desatada y la polémica anti-semiótica y anti-estructuralista ya se había embanderado con el posmodernismo y el deconstruccionismo. En los últimos años, el llamado giro textual complica aún más las tendencias de la estética y la teoría de la interpretación, al interpelarse una traslación justa al lenguaje verbal y a su racionalidad, tanto como a la excesiva importancia dada a la desimbolización -que puede ser liberadora- de la sociedad contemporánea. Y se habla, por fin, de que la única posibilidad de interpretación de un texto no podrá ser otra que su re-escritura de libre asociación interpretativa.

 

Hagamos silencio para pensar la imagen/texto

En esta nueva relación entre la obra y el lenguaje, de la que se vale la crítica para leerla, describirla y escribirla, es donde se registra el curador, enunciador/crítico, híbrido entre cronista especializado y autor, encargado de poner en escena el imagen/texto propio acto de la enunciación y crear un sistema constituido por la obra del artista y su lectura correspondiente, para crear la trama de la curatoría: su propia obra.

Se inician así maratones teóricos que desarrollan discursos críticos y llaman a polémicas acerca del arte que surge dentro de la globalización, atado a las condiciones económicas, sociales y culturales que lo determinan. Los textos /exposiciones/ficciones constructivas se apoyan en obras de artistas cuya producción simbólica se inscribe, con la nueva gramática y las nuevas coordenadas, en la adaptación al mundo escindido y dislocado en que viven y con el que se comprometen: exploradores de los signos que aparecen en una sociedad cuyo designio es revertir su propia historia.

** El momento nos pide silencio y atención para aprender a leer en los fragmentos del presente el diseño de un mañana distinto; apoyarnos en que todo percibir es también pensar, todo razonar es también intuición, todo observar es también invención y, sin renunciar a ninguna sospecha, a ninguna hipótesis, instaurar una valiente tolerancia a todo lo fantástico.

 

Texto publicado en AICAPY revista de revista de arte-cultura / Año 1 – Nº 1, 2007, pp. 64-67.

 

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